lunes

"La mujer judía" de Bertolt Brecht

Francfort, 1935. Es de noche. Una mujer está haciendo el equipaje. Elige lo que va a llevarse. De cuando en cuando vuelve a sacar algo de la maleta para meter otra cosa. Durante largo rato duda de si llevarse o no una gran fotografía de su marido que está sobre la cómoda. Por fin la deja. Se cansan de hacer el equipaje y se sienta un rato sobre una valija, con la cabeza entre las manos. Luego se levanta y llama por teléfono.

Buenas noches, soy Judith Keit. ¿Es usted, Doctor?... Lo llamo sólo para decirle que van a tener que buscarse otra compañera de bridge, me voy de viaje… No por tanto tiempo, pero de todos modos va a ser unas semanas… Voy a Amsterdam … Sí, dicen que allá la primavera es muy bonita… Tengo amigos… No, en plural, aunque no lo crea … ¿Cómo se las van a arreglar para el bridge?… La verdad es que hace dos semanas que no jugamos… Claro, también Fritz estaba resfriado… Cuando hace tanto frío no se puede jugar al bridge, ya lo dije yo también… Claro que no, Doctor, ¿Cómo voy a…?… Tekla tenía a su madre de visita… Los sé… ¿Por qué iba a pensar algo así?… No, tan repentino no fue, es que lo iba aplazando, pero ahora… Sí, vamos a tener que dejar también lo del cine, muchos saludos a Tekla… ¿Por qué no lo llama algún domingo?… Bueno, ¡hasta la luego!… Sí, claro, como mucho gusto… ¡Adiós!

Cuelga y llama a otro número.


Soy Judith Keit. Quisiera hablar con la señora Schöck… Quería despedirme rápidamente, me voy de viaje por algún tiempo… No, no me pasa nada, sólo para ver caras nuevas… Sí, quería decirte que el próximo martes Fritz va a invitar al profesor a cenar, quizá podrían venir también; como te digo, yo salgo esta noche… Sí, el martes… No, sólo quería decirte que me marcho esta noche, no tiene nada que ver con eso, pero pensé que podrías venir también… Bueno, por decirlo así, aunque yo no esté, ¿no?… Ya sé que ustedes no son así , pero en estos tiempos revueltos todos tenemos que tener cuidado. ¿Entonces van a venir?... ¿Max Podrá? Tiene que poder, decirle que el profesor también vendrá… Ahora tengo que colgar. ¡Adiós!

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¿Eres tú, Gertrud? Soy Judith. Perdona que te moleste… Gracias. Quería pedirte que cuidaras de Fritz, yo me voy por unos meses… Creo que vos, como hermana… ¿Por qué no ibas a querer?… A nadie se lo parecerá, y desde luego no a Fritz… Naturalmente, él sabe que... No no llevamos tan bien pero… Entonces él te llamará si queres… Sí, se lo voy a decir… Todo está bastante ordenado, pero el piso es demasiado grande… Lo que hay que hacer en su despacho Ida lo sabe, dejala hacer que… Me parece muy inteligente y él está acostumbrado a ella… Y otra cosa, pero, por favor, no lo tomes a mal: a él no le gusta mucho hablar antes de la comida, ¿te acordarás? Yo siempre me contengo… No quiero discutirlo ahora, mi tren sale pronto y todavía no terminé de hacer el equipaje, ¿sabés?… Echá una ojeada a sus trajes y recordale que tiene que ir al sastre, encargó un abrigo, y cuidá que su dormitorio este bien calefaccionado, siempre duerme con la ventana abierta y hace demasiado frío… No, no creo que tenga que endurecerse, pero ahora tengo que terminar… Te lo agradezco mucho, Gertrud, y nos escribiremos a menudo… Adiós.

Cuelga y llama otro número.


¿Anna? Soy Judith, escuchame: me voy... No, tengo que hacerlo ya, las cosas están poniendo demasiado difíciles … ¡Demasiado difíciles! … Sí, no, Fritz no quiere, todavía no sabe nada, sencillamente hice las valijas … No creo … No creo que diga nada. Sencillamente, le resulta demasiado difícil, es evidente… De eso no hablamos… La verdad es que nunca hablamos de eso, ¡jamás!… No, no es que él haya cambiado, al contrario… Me gustaría que te ocups un poco de él, al principio… Sí, sobre todo los domingos, y convencerlo para que se mude… El departamento es muy grande para él… Me hubiera gustado despedirme de vos, pero ya sabes, el portero… De manera que adiós, no vayas al estación, ¡de ningún modo! … Adiós, te escribiré … Seguro.

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