Linda- Pero ¿Son peores ellos que sus hijos? Cuando les conseguía beneficios, cuando era joven, se ponían contentos cuando lo veían. Pero ahora sus viejos amigos, sus clientes de antes, que lo querían tanto y que siempre se las arreglaban para hacerle un pedido cuando estaba apurado murieron o se jubilaron. Antes podía hacer en Boston seis o siete visitas al día. Ahora, con solo sacar las valijas del coche y volver a meterlas, se agota. Ahora, en vez de pasear, habla. Viaja mas de mil kilómetros, y cuando llega a su destino nadie le conoce, nadie le da la bienvenida. ¿y que pasa por la cabeza de un hombre que recorre mil kilómetros sin ganar un centavo? ¿Porque no va a hablar solo? ¿Por qué no? ¡Tiene que recurrir a Charley, pedirle prestados cincuenta dólares por semana, para que yo crea que eso es lo que ganó! ¿Hasta cuando podrá seguir así? ¿Hasta cuándo? ¿Entienden ahora, porqué espero sentada aquí? Y encima me dicen que no tiene carácter? ¿Un hombre que nunca dejó de trabajar por ustedes? ¿Cuándo le van a dar una medalla por eso? ¿Es éste el premio, darse vuelta a los sesenta y tres años y ver a sus hijos, a lo que quería mas que a su vida, uno hecho un vago y el otro un mujeriego?
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